Parlamento en las fiestas del día 3 de Mayo
en Caravaca de la Cruz entre el Rey Cristiano y Sultán Moro ☨
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Cita te di y a la cita
acudiste presuroso;
que el cielo te haga dichoso
le pido a mi Cruz bendita.
SULTÁN
Parlamento me anunciaron
los sones de tus clarines
y vengo a saber los fines
que para ello te impulsaron.
Sé breve.
CRISTIANO
Ya lo has de ver,
pues me abruma la impaciencia
por cumplir de mi conciencia
con un sagrado deber.
SULTÁN
Pues di cristiano.
CRISTIANO
¡Sultán!
Ya nuestros bravos soldados
frente a frente situados,
prestos a la lucha están.
Ya el relinchar de los brutos
y el crujir de las corazas
óyense cual amenazas
de desolación y lutos.
Bien pronto los resplandores
de ese sol que nos alumbra,
convertiranse en penumbra
llena de sangre y horrores.
Y esta alfombra matizada
de violetas y tomillos,
y esos tiernos pajarillos
que trinan en la enramada
y esas fuentes cristalinas
en do se miran los cielos,
y esos mansos arroyuelos,
y esas bordadas colinas,
ruinas quedarán mañana
de la destructora guerra
y no habrá un palmo de tierra
que no haya una tumba humana.
SULTÁN
Tétrica es la descripción
que me haces de la guerra,
¿crees que mi ánimo se aterra?
Termina ya tu sermón.
CRISTIANO
Sé indulgente, gran Sultán
y un momento más escucha.
SULTÁN
Vamos cristiano a la lucha.
CRISTIANO
Es que la quiero evitar.
Quiero que seamos hermanos
como tales nos amemos
y sólo al Dios adoremos
que adoramos los cristianos.
Que no busques otra luz
del mundo en nuestro camino
que la del faro divino
de mi Santísima Cruz.
Que jamás ostentar dejes
esas reliquias mentidas
de sectas envilecidas
que obras son de los herejes.
Que os inspiréis en mi Dios,
de Cielos y Tierra Rey
y de su divina Ley
caminéis por siempre en pos.
Que apagues tu encono fiero
y hacer la paz te decidas
para salvar estas vidas
que va a segar el acero,
y con nobleza y honor
los ejércitos unidos,
desde hoy queden convertidos
a la gracia del Creador.
El hablarte en este estilo
ya ves que no me avergüenza,
cumplí así con mi conciencia
y espero el fallo tranquilo.
SULTÁN
¡Tranquilo, sí… estarlo debe
y con sobrada razón
quien no tiene corazón
o como el tuyo que es de nieve!
Gran ruindad se necesita,
¿dije ruindad? ¡Cobardía!,
para venir este día
a hablar de una Cruz bendita,
de un Dios que será un cualquiera
y que en verdad y no en broma,
será un criado de Mahoma
de los de más baja esfera.
CRISTIANO
¡Impío, calla esos labios!
SULTÁN
Cristiano, no alces el grito,
que para un leño y un mito
no hay ofensa ni hay agravios.
Que es su valor tan menguado
y tan mezquino su precio,
que sólo con mi desprecio
lo encuentro muy bien pagado.
Ya verás, gran General,
dentro de breves momentos
esas cruces y esos cuentos
a donde van a parar.
Ya verás el fin que tienen
tus orgullos altaneros
y esos míseros guerreros
que a luchar contra mí vienen.
Sangre, lodo y confusión
quedará tan solo de ellos
antes que el Sol sus destellos
retire de esta mansión.
Y al golpe de los alfanjes
de mis huestes agarenas,
cubrirán estas arenas
los cuerpos de esas falanges,
y una por una segadas
sus desgreñadas cabezas
en mis altas fortalezas
ordenaré sean colgadas,
do el águila y el milano
con sus garras como el hierro
no dejen rastro de un perro
de ese ejército cristiano.
Y esa Cruz tan altanera,
falsa, engañosa y mentida,
la mirarás convertida
en asta de mi bandera.
¿Qué dije? Locura fuera
elevarla a tal destino:
la quemo… y tu Dios divino
que la saque de la hoguera.
CRISTIANO
Maldito seas agareno,
maldita tu raza mora
y maldito cuanto adora
ese pueblo sarraceno.
¡Infame, blasfemo, vil,
sucia escoria del averno,
aborto del mismo infierno
y venenosos reptil!
Ya para ti no hay perdón,
africano mal nacido,
que de mi pecho has oído
la piadosa compasión.
¡Guerra a muerte miserable!
¡Guerra que cuartel no haya
para ti y esa canalla,
asquerosa y despreciable;
y exterminio, sangre y fuego
que hagan tus ídolos trizas
y confundan en cenizas
a ese Alá del que reniego!
¡Sólo esto espero, traidor,
sólo esto espero, cobarde!
¿Tiemblas? Pues ¿do está tu alarde
de arrogancia y de valor?
¿Qué hiciste de aquellos bríos
que mostrabas belicoso
cuando, humilde y silencioso
escuché tus desvaríos?
Qué gran mentira revela
ese rostro demudado
más propio que de un soldado
de una simple mujerzuela.
SULTÁN
¡Cristiano!
CRISTIANO
No hay que perder un momento más.
Escucha ¿quisiste lucha?
A la lucha hasta morir o vencer.
Mando moros a millones,
trae tus estados enteros,
que un puñado de guerreros
basta para tus legiones.
¡Di a Alá que te preste luz,
di que de su altura baje
y en mi presencia ultraje
a mi Santísima Cruz!
Cruz bendita, Cruz gloriosa,
Madre del mundo cristiano,
llega que el perro africano
ciegue al verte tan hermosa.
Llega de mi ayuda en pos,
llega radiante de gloria
y preside la victoria
de los hijos de tu Dios.
Llega en la lucha y goza,
que la piel de ese agareno
cubrirá el polvo y el cieno
por do pase tu carroza.
Llega que tu hijo está aquí,
y en terminando esta guerra
no habrá un lugar en la Tierra
donde no se adore a Ti.
¡A la batalla ahora mismo!
SULTÁN
Mas si el plazo dilatara.
CRISTIANO
¡Te hallaré aunque te ocultaras
en el seno del abismo!
Tu cabeza es mi ambición,
darte muerte mi deseo
y escupir tu rostro feo,
mi mayor satisfacción.
Aléjate moro impío.
SULTÁN
Volveré, perro cristiano…
CRISTIANO
No volverás, africano,
lo juro por el Dios mío.
SULTÁN
Guerra a muerte el moro grita.
CRISTIANO
Guerra a muerte sarraceno.
SULTÁN
¡Viva nuestro Alá agareno!
CRISTIANO
¡Viva nuestra Cruz bendita!
¡VIVA!
José Ortega Martínez, 1883